Cuando la historia personal ha transitado un camino oscuro de recelos.
Cuando el libre pensador ha analizado acontecimientos con la hibridez propia de la contracultura.
Cuando esa visión recortada e individual se ha alejado de un análisis sociológico serio y veraz de los hechos de la historia.
Cuando eternizarse en el poder es patrimonio de juntas golpistas y la democracia se acepta sólo desde la ineptitud de políticos sin vocación ni patriotismo.
Cuando las palabras esconden el verbo.
Cuando las fronteras ideológicas se amparan en férreas “anteojeras” puestas hasta cuando se duerme.
Cuando el país que se añora es el país colonizado culturalmente y oprimido económicamente.
Cuando la pequeñez racional sobrepasa la mínima grandeza.
Cuando no alcanzan 200 años para entender la historia.
Cuando se sufre la banalidad de esta minoría portuaria simplemente por su inmenso poder económico.
Cuando hay un pueblo que no entiende y sigue sin comprender al que necesita aniquilar el contrincante.
Cuando no se vislumbra, en pleno siglo XXI, más que una mentalidad retrógrada, atiborrada de nubarrones que impiden intuir el horizonte.
Cuando lo importante es secundario y pertenecer a una casta prioritario.
Cuando no es lo mismo pocos que muchos y sólo se aspira al privilegio por encima de un territorio cuya bandera tiene, mayoritariamente, otra perspectiva.
Cuando una nación que pudo ser soberana eligió ser factoría.
Cuando todos sabemos que en las factorías no hay gente proba sino testaferros sin norte.
Cuando este testaferrismo es funcional al imperio oprimiendo compatriotas.
Cuando el miedo viene de los que apoyaron el terror.
Cuando ese miedo real es un miedo con olor a escarmiento.
Cuando la carga pesada de la historia se aliviana con la impunidad.
Cuando se alude a los dictadores desde el lugar del golpismo.
Cuando el periodista que ha sostenido verdades a medias no siente la carga pesada de la historia.
Cuando la conciencia no ha aflorado después de haber sido partícipes de noches tenebrosas y de cielos oscuros.
Cuando se ha “chupado” la dignidad hablando de lo digno.
Cuando el concepto de antipatria se ha desarrollado desde el patrioterismo.
Cuando no se ha podido advertir la velocidad de los procesos históricos.
Cuando la instigación ha sido siempre la moneda corriente.
Cuando a pesar de todo esto siguen allí, en un lugar de cable que yo pago y que pagamos todos los que tenemos cable.
Cuando en medio de un medio de abonados, un programa ha estado atiborrado de avisos indebidos.
Cuando un defensor de las causas perdidas, ha tenido la libertad de seguir hablando sin censura.
Cuando todo ha estado dado para democratizar la Patria y hay algunos que han salido a decir que le tienen miedo a esta dictadura.
Cuando los que hoy tienen miedo no han apoyado la implementación de la nueva Ley de Medios Audiovisuales.
Cuando nosotros que sí la apoyamo hemos sido ninguneados.
Cuando escuchar otras voces, mirar otros escenarios y equilibrar este discurso único ha sido necesario por el sólo derecho de expresarnos libremente y un Grondona, bancado por el poder del privilegio, ha considerado a esta libertad de las mayorías un motivo para sentir miedo