Cuando leí las declaraciones del jefe de la Unión Cívica Radical, esperé pacientemente que el partido saliera a despegarse de semejante acusación. Pero no. Por lo tanto tengo que entender que lo dicho por Sanz es el pensamiento del radicalismo.
En épocas de mirada histórica escuchar este pensamiento "sarmientino" reflota la idea de educación asociado a cultura y el prejuicio de barbarie asociado a las "montoneras".
La visión extranjerizante de que aquello que viene de afuera es lo mejor y todo lo nacional es cosa de negros, está sumamente instalada en la metrópoli bonaerense, una suerte de ciudadanía cosmopolita reconocida en todos los lugares del mundo no precisamente por su condición culta.
La cultura señores es la suma de nuestra historia, el arrojo de nuestros antepasados, no los señores que habitaban una buenos aires temporal, mientras el mayor tiempo la pasaban en Europa. Esos señores iluministas tenían muy poco de iluminados. La historieta que se enseña en los colegios nos aparta de toda racionalidad. Tenemos un Mitre, tristemente célebre, que pensó vencer a los paraguayos en tres meses y tardó cinco años. Cinco años le llevó provocar aquel holocausto en nombre del odio. De los países participantes fue el que menos se llevó. Esa es la historia que no quieren recordar. La que asociada a sus actos exterminó a un pueblo simplemente porque se negaba a vender su algodón a Europa y cuyo proteccionismo también regulaba la compra de los productos que venían de allí. Por eso lo eliminaron del mapa, por ser el único país que tuvo la cosmovisión de su patria chica. Y la visión contraria es la que nos trae a la superficie las desafortunadas palabras del jefe del radicalismo que debería estar más ocupadmás que mirar qué hacen los pobres y los indigentes con la A.U.H.